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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Jóvenes utilizan como droga un derivado del petróleo


Jóvenes utilizan como droga un derivado del petróleo

El tolueno es uno de los principales compuestos del thinner, de pegamentos y otros solventes. Petróleos Mexicanos lo produce y lo vende a la industria química, pero el investigador Arturo Ortiz tiene datos de que en la ciudad de México hay miles de canales de distribución

“MONAS”. Especialistas afirman que entre 2012 y 2015 los solventes a base de tolueno igualarán e incluso superarán a la mariguana como la principal droga de “inicio” entre los jóvenes mexicanos. El efecto de su inhalación tarda en percibirse entre dos y cinco minutos, y dura entre 45 y 50 minutos. (Foto: Jorge Serratos / EL UNIVERSAL ).

La lógica dice que el tolueno, un derivado del petróleo, debería utilizarse sólo como solvente en la industria química. Eso tendría que ser. Pero en la realidad, esta sustancia llega hasta la nariz y el cerebro de cada vez más niños y adolescentes. Para ellos, el tolueno es sinónimo de alucine y reventón; es una droga de moda, barata y fácil de conseguir.

Tan fácil como visitar alguna de las tantas vecindades que hay en los alrededores de Garibaldi, en las colonias Guerrero y Morelos. Tan fácil como ir a una de las fiestas que se organizan sólo para “inhalar”. Tan fácil como comprar una dosis por tres o cinco pesos.

El tolueno es uno de los principales compuestos del thínner, de los limpiadores de PVC, de pegamentos y de otros solventes utilizados, durante décadas, como drogas “inhalables”. Hasta hace unos años, no era tan sencillo adquirir tolueno en las calles. Esto ya cambió.

Usuarios de inhalables e investigadores en adicciones reportan que en México existe un mercado negro de tolueno. “En la ciudad de México, por lo menos, sabemos que existen miles de canales de distribución de estas drogas”, dice el investigador del Instituto Nacional de Siquiatría, Arturo Ortiz. “Los chavos están reportando consumos muy altos de esta sustancia, y eso sólo se puede explicar por lo fácil que es conseguir estos productos, tanto en comercios establecidos (tlapalerías), como en el mercado negro”.

De Pemex al tráfico ilícito

En México, Petróleos Mexicanos es quien produce y vende el tolueno a empresas de la industria química que lo usan para fabricar pinturas, limpiadores de PVC y otros solventes.

De enero a agosto de 2010, según cifras de la propia paraestatal, se produjeron 122 mil toneladas de tolueno.

El profesor del Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Química de la UNAM y especialista en sustancias tóxicas, Benjamín Ruiz Loyola, considera que no es difícil que exista un mercado negro de esta sustancia derivada de petróleo. “Es posible que se dé un robo hormiga en el momento en que se transporta”.

La existencia del mercado negro de tolueno se comprueba al visitar las calles de Panaderos, en la colonia Morelos, y Violeta y Zarco, en la Guerrero. También los alrededores de la plaza Garibaldi. En algunas de las descuidadas vecindades de estos barrios es posible comprar, por 20 o 30 pesos, el solvente, que se entrega en botellas de refresco o de agua.

El tráfico ilegal del tolueno no se limita a la zona del Centro Histórico de la ciudad de México.

Encuestas realizadas por los Centros de Integración Juvenil (CIJ) y por el Instituto Nacional de Siquiatría muestran que esta sustancia se utiliza sobre todo en el noroeste y centro del país. Incluso es uno de los solventes que más prefieren los consumidores, a la par que los limpiadores de policloruro de vinilo (PVC) y el thínner.

El tolueno también se vende en internet. Ahí, sobre todo, se ofrece entre los fanáticos del automovilismo y la velocidad. Lo recomiendan para incrementar la potencia del motor.

Daño neuronal

Cuando el mercado negro del tolueno aún no se extendía, la doctora Rosario Barroso Moguel, investigadora del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, pidió a funcionarios de Petróleos Mexicanos una mayor regulación en el uso y comercialización de esta sustancia. No obtuvo respuesta.

Esta investigadora, quien falleció en 2006, tenía motivos suficientes para insistir en una mayor regulación del tolueno. Barroso Moguel fue pionera en los estudios en México sobre los efectos de los inhalables.

Al hacer pruebas con ratones, encontró que después de una exposición crónica al tolueno, los ratones presentaban daño neuronal. Si los hijos de esos ratones seguían inhalando, el daño se heredaba hasta la cuarta generación.

El cerebro tiene una función conocida como “neuroplasticidad”. Esto quiere decir que si hay muerte de neuronas, es posible que el cerebro realice una especie de reacomodo y “entrene” a otras neuronas para realizar las funciones de las que ya se perdieron.

El problema —dice la doctora Laura León, subdirectora de Hospitalización de los Centros de Integración Juvenil— es que cuando existe un consumo excesivo de solventes, sobre todo en un cerebro que todavía no está del todo maduro, como sucede con los adolescentes, existen altas probabilidades de que no funcione este reemplazo de funciones en el cerebro.

El doctor Arnulfo Albores, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, resalta que el tolueno altera la funcionalidad de las membranas celulares de todo el cuerpo, pero en particular las del cerebro; es decir, provoca la pérdida de neuronas.

El repunte de los solventes

Hasta hace cinco años se creía que el uso de las drogas inhalables iba a la baja; se pensaba que eran utilizadas por una población marginada, en especial niños y jóvenes en situación de calle.

Esas ideas ya comenzaron a derrumbarse. “Desde hace unos cuatro o cinco años estamos viendo que su consumo va en aumento sistemático y continuo”, dice Bruno Díaz Negrete, subdirector de Investigación de los Centros de Integración Juvenil.

Jorge Villatoro, investigador del Instituto Nacional de Siquiatría, dice que las encuestas realizadas entre estudiantes de secundaria y bachillerato, a partir de 2006, muestran que los inhalables ya son la segunda droga de inicio más usada, después de la mariguana.

Donde más se utilizan son el Distrito Federal, Nuevo León, Jalisco, Colima, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Baja California, Yucatán, Tlaxcala y Sonora, entre otras entidades.

Si la tendencia sigue —señala Villatoro—, para 2012 o 2015 las sustancias inhalables podrían alcanzar y tal vez rebasar a la mariguana, que durante décadas ha sido la principal droga de inicio en el país.

Algo que tiene sorprendido a Villatoro es que los inhalables ya no son una droga que se utiliza unas cuantas veces y después se deja o sustituye por otra. “Lo que ahora estamos viendo es que los jóvenes continúan consumiendo inhalables hasta el bachillerato”.

Droga de los “perreos”

La canción tiene un ritmo simple, pero pegajoso: “Una, dos, tres, cuatro monas se metió,/ una, dos, tres, a la cabeza se le subió,/ una, dos, tres, esa chica se viajó,/ una, dos, tres, de tanto que se moneó... ya pasó de moda la mariguana,/ ahora es la mona y la Dolce & Gabbana...”.

Es común escuchar esta canción de reguetón en las fiestas —perreos, en el argot de los adolescentes— que se organizan para inhalar solventes a base de tolueno. “Ahí sólo van chavos de 18 años para abajo”, dice Alejandro, quien tiene 17 años.

Él vive en Jardines de Morelos, en el municipio de Ecatepec. Comenzó a inhalar a los 14, cuando un compañero de su escuela le compartió la mona, como le llaman al pedazo de estopa, de papel de baño, servilleta o pañuelo desechable mojado con thínner, tolueno o limpiador de PVC.

—Comprábamos cinco pesos de thínner. Nos lo vendían sin bronca. Un cuate nos dijo que el thínner no “ponía” y nos dio limpiador de PVC. Con ese te viajas más chido. Yo veía figuras en las nubes—, relata Alejandro

Hasta hace unos meses, Alejandro estudiaba en una preparatoria particular en Ecatepec. Su mirada se pierde entre el piso y el cielo. Habla lento, como si acabara de despertar. En la tlapalería donde compraba el limpiador de PVC no era necesario que hablara. Sólo colocaba 30 pesos en el mostrador de la tlapalería, y sin mencionar nada, recibía la droga.

Alejandro también era cliente en el mercado negro del tolueno: “Llegaba a la vecindad y la señora que me vendía decía que era su nieto”.

El dinero para comprar la lata de policloruro de vinilo (PVC) y la botella con tolueno lo conseguía durante las fiestas. Ahí se edicaba a vender monas a cinco pesos.

Está en rehabilitación en uno de los centros que tiene la Fundación Renace. Lleva dos semanas sin inhalar.

En el centro hay por lo menos 20 adolescentes internados. Todos por consumo de inhalantes.

Mario Domínguez, investigador del Instituto Nacional de Siquiatría —dependiente de la Secretaría de Salud—, ha documentado que el consumo de solventes es una moda entre los adolescentes. “Ellos están relacionando el consumo de inhalables con el reguetón y el culto a San Judas Tadeo”.

Efecto inmediato

Cuando se inhala un solvente, el químico tarda en llegar al cerebro entre dos y cinco minutos. Su efecto dura entre 45 y 50 minutos.

—La primera vez que inhalé tenía 12 años, iba en sexto. Mi mamá trabajaba toda la tarde y yo me salía. Ahí, en la calle, mis amigos me dieron. Sentía que los carros me hablaban. Alucinaba y cuando se bajaba, volvía a inhalar.

Aranza, como quiere que se le llame, cumplirá 14 años en febrero; los mechones rubios la hacen ver de 18. Desde hace tres semanas vive en un centro de rehabilitación. Durante dos años inhaló, sobre todo, tolueno. Le ponía guayaba, polvos para preparar agua de sabor o el líquido que traen algunos chicles. Así —dice— la mona olía mejor y parecía refresco.

La investigadora Silvia Cruz Martín del Campo, del Cinvestav, lleva años estudiando los efectos de las sustancias inhalables en el organismo.

En uno de sus artículos escribió que el tolueno se absorbe fácilmente por los pulmones y el tracto gastrointestinal. Una exposición aguda provoca periodos cortos de pérdida de memoria, inestabilidad emocional, deficiencia de las funciones cognoscitivas y falta de equilibrio. Su consumo crónico provoca pérdida del sentido del olfato, disminución auditiva, problemas con la vista, cambios en la personalidad y daño cerebral.

El artículo 254 de la Ley General de Salud señala que la Secretaría de Salud (Ssa) y los gobiernos de las entidades federativas deberán realizar acciones para evitar y prevenir el consumo de los inhalables. Por ejemplo, tener “sistemas de vigilancia en los establecimientos destinados al expendio y uso de dichas sustancias, para evitar el empleo indebido”. Además, la legislación señala que tendrían que promover campañas permanentes de información sobre los daños a la salud que causan estas sustancias.

Comienzo precoz

Las encuestas sobre uso de drogas inhalables reportan información que no gusta a los investigadores. Resulta que cada vez son más las mujeres que consumen solventes. En la ciudad de México de cada tres usuarios hombres, hay dos mujeres.

El Sistema de Reporte de Información de Drogas 2009 —señala el investigador Arturo Ortiz— muestra que 66.7% de las mujeres que consumen algún estupefaciente, comenzaron con las sustancias inhalables.

Estadísticas realizadas entre pacientes de los CIJ señalan que 80% de los adictos a los inhalables, probó estas sustancias cuando tenía entre 11 y 19 años de edad.

Al entrevistar a jóvenes usuarios de inhalables en la delegación Magdalena Contreras, el investigador Mario Domínguez encontró que la mayoría de los adolescentes consumía este tipo de droga por curiosidad, porque se aburrían y para relajarse. “Son chavos que pasan mucho tiempo solos porque sus papás trabajan. Además, viven en un ambiente donde hay mucha violencia, en donde sólo se les criminaliza”, afirma el académico.

A los adolescentes —dice el académico Arturo Ortiz— no les estamos dando opciones. “Sólo les dejamos la droga en sus narices”, afirma.

Este investigador del Instituto Nacional de Siquiatría señala que desde la década de los 80, “estamos diciendo que estas drogas ya están en las clases medias y en las escuelas, pero a los científicos no nos escuchan”.

Aranza y Alejandro cuentan los días que les faltan para salir del centro de rehabilitación en donde se encuentran. Los dos quieren regresar a la escuela. Aseguran que ya no inhalarán.

Cuando salgan de aquí, ¿qué será lo más difícil para ustedes?, se les pregunta. Los dos contestan al mismo tiempo: “Mirar a los otros hacerlo. Olerlo. Se nos va a antojar”

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